En Raíces Digitales, uno de nuestros pilares más importantes es combatir la soledad. Nuestras clases no solo sirven para aprender sobre tecnología, sino también para que personas de la misma ciudad se conozcan y compartan sus inquietudes. Lo que comienza como un espacio para resolver dudas tecnológicas, pronto se convierte en un entorno donde nacen bonitas amistades. Aquí, el aprendizaje va de la mano con la conexión humana, creando lazos que perduran más allá de los talleres.

Cada clase es única: aprendemos desde cómo hacer videollamadas grupales para mantenernos conectados, hasta técnicas para expresar nuestras ideas de forma clara. Como resultado, el paso de Raíces Digitales por estas comunidades deja una huella significativa, sembrando las semillas de la digitalización. Aquí celebramos las conexiones creadas, el aprendizaje compartido y la autonomía que nuestros mayores recuperan en cada taller.